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Caballo de Troya 1: Jerusalén: El comienzo de la aventura....

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Washington Mi reloj señalaba las tres de la tarde. Faltaban dos horas para que el Cementerio Nacional de Arlington cerrara sus puertas. Yo había consumido la casi totalidad de aquel lunes,  12 de octubre, frente a las tres tumbas de los soldados desconocidos y a la minúscula y perpetua llama anaranjada que da vida al rústico enlozado gris bajo el que reposan los restos del presidente John Fitzgeral Kennedy.  Por enésima vez escruté el macizo sarcófago de mármol blanco que se levanta en la cara este del Anfiteatro Conmemorativoy que constituye el monumento inicial y más destacado de la Tumba del Solddado Desconocido. En la cara oeste han sido esculpidas tres figuras que simbolizan la Victoria, alcanzando la Paz a través del Valor. Pero aquel panel no parecía guardar relación con mi clave... Lentamente, como un turista más, bordeé el cordón que cierra la reducida explanada rectangular y fui a sentarme frente a la cara posterior de la tumba central, en las escalinatas de un pequeño anfite